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15
Jan

A principio de año había escrito un post donde contaba que iba a comenzar a escribir sobre mi experiencia en la universidad estudiando una segunda carrera. Pero quizás haya muchos que tengan la inquietud de saber cómo es meterse a un aula con chicos en promedio diez años menores para volver a estudiar apuntes y a rendir finales como cuando tenía 18.

Este post podría ser una de esas notas de color de los noticieros donde hablan de la voluntad, el poder de superación, las ganas a pesar de los años mientras me hacen un primer plano de las canas mal teñidas en las patillas.

La verdad es que hay algo que tienen que saber: ir a la facu a los 33 me ha resultado infinitamente más fácil que a los 18. Read more »

Para los que han caído por acá de casualidad vía Google les aclaro que lo que escribo es en base a mi experiencia cursando la carrera en la Universidad Siglo 21 en la ciudad de Córdoba, Argentina.

Este post es la continuación de la Parte I, donde respondía a las siguientes preguntas:

1- ¿Dónde se puede estudiar Diseño Gráfico?
2- Habiendo tantas opciones ¿qué me conviene elegir?
3- ¿Qué se estudia en la carrera universitaria?
4- ¿Qué trabajos prácticos se hacen?
5- ¿Es una carrera cara?
6- ¿Es necesario saber dibujar para estudiar diseño?

Siguiendo con las dudas frecuentes de la carrera, veamos las seis preguntas restantes:

7- ¿Es verdad que es una carrera donde se estudia poco?

Si la comparamos con Abogacía donde hay que vivir entre códigos, parece que no se estudiara nada. Sin embargo, el cursado de la carrera se trata más sobre el entrenamiento visual para generar piezas armónicas y técnicamente coherentes que de memorizar cosas.

De todas maneras van a tener sus apuntes gordos en materias como Marketing, Sociología y todas las de tipo empresarial. Read more »

Dado el éxito que consiguió mi geóloga de cabecera con su post sobre estudiar geología, pensé que también podía decir lo mío sobre la carrera de Diseño Gráfico.

Antes de empezar con el desarrollo del artículo les cuento que cursé la carrera de Diseño Gráfico en la Universidad Siglo 21 en la ciudad de Córdoba, Argentina. Dado que pueden variar mucho los programas entre un lugar y otro, aclaro que todo lo que escriba se circunscribe a mi experiencia de cursado.

1- ¿Dónde se puede estudiar Diseño Gráfico?

En Argentina existe una amplia oferta en los niveles universitario, terciario e, inclusive, en cursos sin validez oficial.

En algunos lugares del país esta disciplina está disponible en centros públicos, aunque en la mayoría de los casos la oferta más variada está en el ámbito privado. Read more »

Desde hace unos días vengo pensando en este tema por una nota periodística que leí hace poco, en la cual un lector dejó el siguiente comentario:

ochentoso:
La universidad privada nunca tuvo buen nivel. El alumno que sobrevive en un curso de 300 compañeros donde solo aprueban los mejores 30, es mejor que el de la universidad privada que va comprando el título en cuotas. El que cursa en la privada no es alumno, es cliente.

Teniendo en cuenta esto, y que algunos de ustedes podrían llegar a este post investigando si es mejor estudiar en una universidad pública o en una privada, me gustaría contar mi experiencia estudiando en Córdoba (Argentina). Read more »

22
Sep

El honor de ser Maestro, el honor de ser Estudiante

Archived in the category: Vida universitaria
Posted by: Dayana Barrionuevo - 5 Comments

El maestro mediocre dice. El buen maestro explica. El maestro superior demuestra. El gran maestro inspira.

William A. Ward

Las conmemoraciones son un invento creado para deternernos un momento a pensar en la valiosa tarea que ciertos individuos realizan en nuestra sociedad. Así como hay un día para todo, en este mes honramos a tres  actores sociales muy particulares: los maestros, los profesores y los estudiantes.

Y esto me trae a la memoria una experiencia que tuve hace más de diez años, en mi primer año de universidad.

Resulta que no tuve mejor idea que meterme a estudiar diseño gráfico cuando no sólo no sabía dibujar sino que tampoco tenía ninguna formación artística, plástica, estética y mucho menos una casa donde hubiera algo así.

Entre las materias del primer año había una que se llamaba Morfología que dicho en términos académicos es el estudio de la forma y sus variables.

Dicho en términos de padres que pagan una cuota y de amigos estudiantes de administración de empresas es como volver al jardín de infantes, porque nos hacían pintar, dibujar, cortar y pegar. Era una materia simpática y entretenida.

La cosa es que la profesora de aquella materia, una arquitecta y artista plástica, se pasó el año entero ignorándome. O en su defecto, despreciando cada cosa que hacía.

Les explico un poco más: esta buena mujer tenía sus alumnos preferidos. Aquellos dotados de “sensibilidad artística”, “talento para el dibujo”, “dotes para la expresión plástica” o como quieran llamarlos, eran sus alumnos preferidos y los únicos que podían captar su atención docente.

Les juro que ponía toda la voluntad del mundo en mejorar mis habilidades rehaciendo las veces que fuera necesario un práctico para que quedara lo mejor que podía. Y aún así de su parte no había ni registro ni devolución sobre mi proceso de aprendizaje.

Y quizás piensen que era idea mia. Pues no, mi novio de aquel momento estudiaba arquitectura y también la tenía de profesora. Era así nomás.

Como no soy muy paciente, a mitad del año dejé de interesarme en su opinión y así como ella me daba clases para cumplir con su contrato, yo le presentaba mis prácticos para cumplir con la regularización de la materia. Pero como tarde o temprano eso tiene sus consecuencias, el problema llegó cuando tuve que ir a rendir el final de la materia, que consistía en presentar un práctico sobre un pintor creando un libro-objeto inspirado en él.

Para hacer corta la historia, vi lo que el pintor hacía e interpreté que para mi eso era basura pintada, así que fue lo que hice (no literalmente basura, pero mas o menos). Cuando esta mujer vio mi trabajo se horrorizó de tal manera que me basureó (esta vez si literalmente) frente a todos mis compañeros que estaban en el aula, se rio en mi cara y me dijo que ese pintor nunca hubiera hecho algo así.

Y fue en ese momento en que le dije que me había ignorado todo el año y que era una falta de respeto que me humillara y se riera en mi cara. Finalmente, que habría que preguntarle al pintor si la cosa sería así o no. Tras lo cual me di media vuelta, pegué un portazo y empecé a llorar mientras bajaba las escaleras mientras aquel novio que había ido a acompañarme me miraba sin entender nada. Estuve como media hora moqueando en una plaza cerca de la universidad mientras mi novio trataba de tranquilizarme y me decía que esta mujer era así con todo el mundo. También estaba contento porque la había puteado.

La cosa es que en algún momento tuve que volver a la universidad, con el susto que tiene una chica de 18 años cuando alguien le dice en la cara que es la peor cucaracha que circula por las aulas, y vérmelas de nuevo con mi profesora.

Como se ve que para las puteadas soy buena y que tenía bastante razón, no dio la cara y mandó a que hable conmigo la directora de la carrera quien le puso paños fríos a la cosa, me pidió las disculpas que debería haberme dado la otra y tuvo que bancarse que yo ampliara mis declaraciones sobre el hecho de los favoritismos a unos y la indiferencia a otros.

Ella me dijo que me iban a poner el ausente para evitar problemas por lo del práctico y así quedaba más o menos todo solucionado. Y yo le dije que el 1 en la libreta me importaba poco, que si lo merecía era lo que correspondía, pero que la profesora se hiciera cargo de lo que pasó. Al final me pusieron el ausente nomás.

Resumiendo: a los dos días empezaban las clases del segundo año y tenía que vérmelas con las otras profesoras (también arquitectas, también docentes en la UNC, también poco afectas a darle bola a los alumnos) que con miradas de “Esa es la que la puteo a Fulanita en el final” hacían que me sintiera bastante incómoda, así que volví a decirles claramente lo que pensaba logrando que me contesten “Si no te gusta podés irte a estudiar a otro lado”.

Al final les hice caso y me cambié de universidad ¡y fue todo tan distinto que en 2000 me dieron un premio por tener el tercer mejor promedio de la carrera de diseño gráfico! ¿No es irónico eso?

Más irónico fue que  11 años después esa misma universidad me invitara a dar una charla ¡Lo que son las vueltas de la vida! ¿No? Igual, no lo tomo como revancha, después de todo la universidad no es responsable por el desamor de alguien hacia su elección de ser docente.

Por eso me parece importante rescatar a los docentes que se entregan a la profesión sabiendo que su tarea es ayudar a crecer y a avanzar a sus alumnos entendiendo que ninguno parte de una misma situación.

Otro ejemplo de aquel primer año: teníamos que hacer un práctico sobre el Teatro del Libertador y la danza. Una de mis compañeras llevo un libro enorme (el mas grande que había visto en mi vida, hasta ese momento) con unas bailarinas en la tapa. Ahí me enteraría que existía un pintor llamado Degas.

Yo caí con un librito de la colección de Anteojito sobre danza ¡Y es que en mi casa no había libros! Nunca hubo libros hasta que entré a al universidad y me di cuenta que ese tipo de consumo cultural era necesario para mi formación. Así que tuve que crear mi propia biblioteca y además empezar a llevar libros a mi casa para que los demás lean.

Por eso es que digo que no todos podemos ser medidos con la misma vara y el docente tendrá que evaluar al alumno tanto en el cumplimiento de los objetivos de la materia como en el crecimiento de los saberes y habilidades desarrollados a lo largo del cursado.

Y que un mal profesor puede hacer que un alumno se frustre y sienta que no sirve para nada, mientras que un buen profesor pueder trabajar junto a él ayudandolo a superarse y muestre el diamante que permanecía oculto.

Habiendo sido alumna de tantas cosas, puedo decir que un verdadero Maestro es el que enseña lo que sabe con tanto amor, pasión, humor, alegría, entusiasmo y paciencia que es imposible que no deseemos aprender de él.

Es el que no tiene miedo de explicar veinte veces algo hasta que todos entiendan, el que puede explicar algo difícil de forma sencilla y que nunca hace de lo sencillo algo complicado. El que tiene la humildad para decir “No sé”, el que se alegra de que a sus chicos les vaya bien, que disfruta de los logros de sus ex alumnos ya recibidos, el que aprende de sus discipulos.

Maestro es el que nos deja esa marca de cariño en el corazón que nos hace recordarlo por siempre, aunque pasen los años y olvidemos la mayoría de las lecciones que nos dio. Siempre queda algo de su espíritu en nosotros mostrando la marca de su labor.

Así que a todos los buenos maestros y profesores, ¡les deseo un feliz día!

Y a los estudiantes les deseo muy buenos maestros para que puedan, como hice yo, separar la paja del trigo y valorar a los que quieren hacer de ustedes mejores personas.

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