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Jul 2018

Quién elige los comienzos y finales de nuestra vida – Parte 3: ahora soy “Lic.”

Archived in the category: Personal, Vida universitaria

En 2010 publiqué la parte 1, en 2015 la parte 2 y en este 2018 llega la esperada parte 3: después de 20 años de haber pisado por primera vez una universidad, soy licenciada.

¿Esperaban un “¡¡¡Soy Licenciada!!!”? La verdad es que ya pasó un mes desde mi defensa oral, así que a los signos de exclamación se los llevó el viento. La universidad después de los 30 es un tema más a resolver, entre muchos otros que requieren de nuestra atención.

Se cerró esta etapa de estudiar la Licenciatura en Relaciones Públicas y fue como uno de esos momentos en el que se cierra el libro al terminar de leer una novela. Todas las historias y personajes que estaban dando vueltas en nuestra cabeza de repente desaparecen y no vuelven a existir jamás. A lo sumo se los recuerda como algo lejano, que pareciera haber existido hace muchísimo tiempo atrás.

Mi novio me dijo en un momento “¿Qué se siente ser licenciada?”, y mi respuesta fue “nada diferente a no serlo”.

La realidad es que no me volví más inteligente ni más sabia ni soy mejor de lo que era antes. Simplemente fue un logro académico que me hace sentir muy orgullosa, pero no por ser “Lic.” sino por todas las circunstancias que rodearon este último año de mi vida.

Releyendo lo que escribí en 2015 veo que tenía una actitud extremadamente positiva sobre mi futuro:

Si mis cálculos no me fallan y me resiste el cuerpo, en 2016 terminaría de cursar todo y hasta quizás llegue a defender alguno de los TFG.

Por el lado brillante, digamos que sí, en 2016 casi hubiera terminado de cursar todo. Hubo un tema administrativo con las materias de Diseño Gráfico y Publicidad en el primer semestre, así que me quedaron colgadas para el primer semestre de 2017. Durante ese año elegí hacer sólo la que tenía pendiente de Diseño.

Por el lado de los problemas, mi cuerpo no resistió.

En febrero de 2017 empecé a sentirme mal. Muy mal. Esa clase de mal que uno se da cuenta que no es normal pero trata de seguir como si nada pasara. Y fue la clase de mal que no me permitía concentrarme para estudiar para los finales que tenía. Desgraciadamente, en uno de los finales de Diseño era el último turno así que ¡mala suerte!, a recursar la materia (¡otra vez!).

La cosa fue empeorando y para abril llegaron los mil análisis y un primer diagnóstico posible. Lo bueno de eso es que la medicación que me dieron me hizo sentir bien apenas la tomé. Fue ahí donde me dí cuenta lo mal que estaba y cómo me había ido acostumbrando a mis síntomas.

Entre abril y octubre me pasaron un montón de cosas poco agradables: me enfermé estando de viaje, volví y me intoxiqué con comida comprada, sufrí la muerte de un familiar muy querido, se murieron dos de mis gatos y tuve una serie de problemas familiares extremadamente graves, de esos que no le deseo a nadie tener que sufrir. ¡Ah! También me tocó mudarme y si me quejaba de mis vecinos anteriores, no se imaginan lo que son los que tengo ahora.

En octubre completé los análisis que no había podido terminar y tuve mi diagnóstico final.

Como me habían pasado tantas cosas complicadas, mi tesis estaba olvidada y los plazos de regularidad estaban corriendo, así que me tenía que poner en marcha.

Mi primera entrega de tesis fue el 15 de noviembre de 2017 y la devolución fue que solo tenía un 25% de avance en mi trabajo. En la charla con mis directores me dijeron que estaba muy lejos del objetivo y que, si bien entendían que me había “tirado a la pileta” para poder entrar en el sistema y no quedarme libre, iba a tener que trabajar muchísimo durante el verano.

En esos meses planeaba reponerme del año agotador que tuve que vivir a nivel físico, mental y espiritual, pero una vez más el destino tenía otros planes y me tocó ver a más médicos, seguir con los problemas familiares y además tenía que hacer la tesis.

Haciendo una elipsis de dos meses puedo decir que logré hacer todo: mi salud estuvo estable, pude resolver los temas familiares que se podían arreglar (y los que no, al menos tengo la conciencia en paz porque hice todo lo posible) y la corrección de mi segunda entrega de tesis vino con un ¡75% de avance! Acá si van los signo de exclamación, ¡estaba muy contenta con eso! Tanto esfuerzo había valido la pena.

Mi tercera corrección de tesis llegó en abril un día antes de mi cumpleaños: un 96% de avance y el pase a la defensa oral.

En el medio de los trámites administrativos que había que hacer se traspapeló un documento y mi defensa terminó siendo después de mi viaje a EEUU, que era mi regalo de recibida. Fue como hacer la luna de miel antes del casamiento, pero bueno, así se dieron las cosas.

Durante ese viaje estuve meditando qué quería decir el día de mi defensa oral sobre el tema “Comunicación de Crisis” del que versaba mi trabajo. Decidí que lo que QUERÍA HACER era hablar de lo que aprendí viviendo todas las crisis que atravesé en este último año, en lugar de ir por lo seguro y políticamente correcto que hubiera sido hablar de lo que estaba escrito en el documento que presenté.

Cambié 300 páginas académicas corregidas y aprobadas por mis profesores por cinco páginas que escribí en base a mis sentimientos y experiencias. El día antes de rendir se lo leí primero a mi psicóloga y después a mi novio. El día de la defensa, lo escucharon mis directores de tesis y mis suegros.

A diferencia de este post, donde omití muchísimos detalles que prefiero no comentar en Internet abiertamente, elegí contar qué cosas me habían pasado llamándolas por su nombre. Donde tuve que hablar de violencia, de muerte, de miedo y de dolor, lo hice. Y fue liberador para mi. No cualquiera se banca la exposición de sus tragedias más personales cara a cara con un par de extraños. Y no cualquiera elige salirse del molde cuando lo están evaluando en un Trabajo Final de Grado.

Hacia el final de ese texto, escribí:

¿Por qué creo que toda esta historia tiene que ser parte de este momento? ¿Por qué creo que ustedes tienen que escucharla? Porque esto es la vida real y la tesis, con su marco teórico, sus normas Apa, sus partes que repiten lo mismo con otras palabras porque académicamente se escribe así… la tesis es una ficción que sirve para recibirse de licenciado en algo. Puede ser correcta o directamente una porquería… pero da demasiadas oportunidades de corrección, algo que en la vida real no pasa. Da muchas oportunidades de modificar cosas, de cambiar el enfoque o de volver atrás y cambiar lo que no funciona.

Y otra cosa importante: no hay riesgos. Si sale mal a la primera vez, se puede volver a hacer.

En la vida real a veces hay un solo disparo posible y uno espera que dé en el blanco. Y muchas veces se dispara en las condiciones más desfavorables, como han venido escuchando en mi relato.

La teoría guía, pero las crisis necesitan que alguien les ponga el cuerpo y, aunque suene poco modesto, les aseguro que no lo hace cualquiera. Se necesita mucho más que conocimiento académico para enfrentarse a situaciones difíciles.

Y con mucho orgullo puedo decir que todo lo que estuvo en mis manos para hacerse, se hizo. Así que deberíamos celebrar por los finales felices.

A la hora de la devolución mi profesor me dijo que no le había gustado mi presentación y que no me podía poner una nota en base a mi experiencia personal. Así que tenía un 8. No me hicieron ninguna pregunta sobre mi tesis.

Creo que su comentario no fue un reto ni una crítica negativa. Es probable que el hecho de haber dicho tantas cosas duras de golpe y sin que se lo esperen los haya tomado por sorpresa. Claramente no era lo que esperaban oír. Los profes también tienen su lado humano y por ahí piensan que no da llorar en una defensa oral.

Como escribí en el título de esta serie de posts: nosotros elegimos los comienzos y los finales, y lo que YO ELEGÍ para cerrar mi etapa como estudiante de Relaciones Públicas fue eso. Quizá si me hubiera preocupado un poco más la nota me hubiera esforzado por hacer una presentación que “le guste” a mi profesor para sacarme un 10, pero preferí ser la alumna que hizo una presentación emocionante e inolvidable. Y así, una vez más, elegía yo el final de este cuento.

Es por todo esto que mi satisfacción en ser “Lic.” no está en el título académico, sino en haber vencido a todo y a todos los que este año me hicieron la vida miserable y en nunca haberme dado por vencida.

Mi mayor logro no fue el momento en que mis directores de tesis me dijeron “¡Felicitaciones, Licenciada!” sino el momento, allá por marzo cuando hice mi última entrega, en que me dije “¡Qué orgullosa me siento de mí misma! ¡Todo lo que pude hacer! ¡y sin virgencita!”. Lo de la virgencita viene porque ante cada una de mis desgracias siempre aparecía alguien a sugerirme soluciones en el plano de lo religioso y, como buena agnóstica que soy, acuñé lo de “Sin virgencita”.

Y como en las grandes sagas del cine, en algún tiempo se vendrá el post 4: cuando me reciba de Licenciada en Diseño Gráfico. Y junto con eso, y para que no falte adrenalina en mi vida, junto con mi compañero de aventuras y desgracias comenzamos a construir nuestra casa. Una vez más, el título académico que me demoré 20 años en conseguir va a quedar a la sombra de un logro mayor y más difícil de alcanzar.

Y para cerrar el post me quedo con la foto de ese día que más me gustó:

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3 comments for “Quién elige los comienzos y finales de nuestra vida – Parte 3: ahora soy “Lic.””

1
Silvina

Felicitaciones x 1000!!!!! Yo estoy en un año en que me está pasando de todo (malo) en todos los aspectos de mi vida, y no me imagino poder concentrarme para estudiar, así que es un súper logro de tu parte. Y felicitaciones también por hacer la defensa de tesis que tenías ganas de hacer y no la que se esperaba. Qué importa la nota que te hayan puesto. Hacer lo que uno siente siempre es positivo y liberador.
Besos y espero la parte 4!

July 20th, 2018 at 12:28
2

Silvina,
A mucha gente le conté lo mismo: cuando tenés problemas muy graves (y sí, yo también sentí que me pasaba todo malo) tuve que elegir qué problema “fácil” podía resolver y por eso pude hacer la tesis. Sobre las demás situaciones no podía hacer nada para que se solucionen.
En 15 días empiezo las clases, así que en algunos meses espero que llegue la parte 4 🙂
PD: no vuelve el blog?

July 20th, 2018 at 16:13
3
Silvina

Es una buena idea eso de enfocarse en lo que uno sí puede solucionar, ojalá algún día pudiera aplicarlo.

El blog (por lo menos ese) no vuelve :\

August 6th, 2018 at 11:47

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