03
Oct 2008

El art nouveau en Córdoba

Archived in the category: Arquitectura y constr de Córdoba

Texto extraído del libro La arquitectura de Córdoba y su historia – Compilación de escritos del Arq. Rodolfo Gallardo. Editorial Nuevo Siglo. Córdoba 2003.

El art nouveau en Córdoba
Tomada la decisión de poblar el país, la Argentina se convirtió para muchos trabajadores europeos en una de las opciones más efectivas: aquella que por fin hana realidad el sueño enunciado por los utopistas, pero siempre agotado en el discurso teórico.

La Argentina era una solución cierta, palpale. Bastaba ver las aldeas italianas o españolas que se iban despoblando de gente joven, conquistadora por segunda vez de la generosa tierra americana,
que en enormes contingentes llegaban para distribuirse en la pampa húmeda y en los barrios populares de las grandes ciudades, sin otro capital que el maravilloso de sus fuerzas juveniles y de sus entusiasmos renovados, seguros del triunfo rápido, porque, en su mayoría, desconocían la pereza.

Cuando el motor entró en régimen, los barcos traían en sus bodegas los implementos de la industria
metalúrgica rural aún ausente en el país y las renovadas camadas de inmigrantes, para volver hasta que lo permitiera la línea de flotación, cargados con los granos de la cosecha, repitiendo el ciclo una y otra vez. El pico más alto se registra a principios de siglo. Las colonias del este cordobés y del oeste santafesino empezaron a multiplicarse. Los campos -en su mayoría aún vírgenes- comenzaron a registrar las incisiones paralelas de los surcos que se perfilan en el infinito.

Venían de una Europa conflictuada en lo social y económico que al poco tiempo haría crisis en los conflictos armados y en las vigilias expectantes de las trincheras. Era un contingente humano que quería mirar hacia adelante, pero que no podía olvidar las nuevas y revolucionarias ideas de sus naciones de origen donde se notaba el enrarecimiento del aire que precede a las grandes tormentas sociales.

América rompía con los viejos esquemas de inmovilidad social que en Europa aún se mantenían y el dinamismo y el cambio de status de nuestro escenario permitieron la aparición de una burguesía
portuaria no tradicional en el medio, insólitamente enriquecida en Buenos Aires y Rosario y cuyos efectos directos o indirectos también Ilegarían a córdoba.

La edificación media, la cotidiana, cuyos autores se han perdido en el olvido, tal vez porque no hubo donde registrar sus nombres sin títulos profesionales, continuaba siendo de un eclecticismo donde la impronta italianizante seguia campeando sobre las líneas fundamentales.

Pero ese cambio de los tiempos en Europa había agotado el interés por el diccionario académico
relegado en ultima instancia a las grandes mansiones y a la obra pública para sede de las
instituciones.

En la Rue de Provence de París -centro neurálgico de la moda- se había empezado a gestar un nuevo gusto en la tienda que llevaba el nombre de Art Nouveau. Este arte. psicológicamente se quería filiar con esa distinta actitud de vida al librarse de la carga estilística académica, hasta entonces entendida como única forma de proyectar. Y más que valores propios -que también los tuvo- dejó como lección que había otras
formas de expresión y anticipó un siglo XX prolífico en manifestaciones del gusto.

Europa, tensionada por múltiples causas, quería sacudir sus estructuras ancestrales y veía también en la renovación artística la válvula de escape de una liberación presente en el paso del Impresionismo al Fauvismo y en los grandes incomprendidos: Gauguin, Van Gogh, Matisse.

Allí debe filiarse esta respuesta antiacadémica del Art Nouveau, como se lo llamó en Bélgica en el Jugenstil (estilo de la juventud), como se lo 1 apodó en Alemania, en las pulidas concepciones de la Secesión Vienesa y en la English Free Architecture de Escocia.

Pero fue de las tres naciones latinas del Mediterráneo de donde casualmente partían las caravanas
inmigratorias y en ellas los futuros constructores de viviendas y hoteles de nuestras ciudades, los que al realizar la prioritaria obra del equipamiento habitacional incorporaron en la ultima década
decimonónica y primera del nuevo siglo, el Modernismo catalán, el “Floreale o Liberty”, como se lo llamó en Italia, y los estilos Lafayette, Guimard, Metro y hasta Nouille (fideo) que empezaron a aparecer en París, capital del gusto.

Aunque, lamentablemente, aquí no se entendió el sentido más rico del cambio propuesto. Se aceptaron las formas externas prolongando en el tiempo la definición de fachada, como un cambio de ropaje, como una moda más y el nuevo concepto espacial, la riqueza de esa nueva propuesta de fluencias espaciales que se valía de las Iíneas estilizadas del hierro, que sacaba partido de su ductilidad y maleabilidad para insinuar nuevas riquezas ambientales, quedó relegada a lo epidérmico.

Así, las formas florales estilizadas asomaban en las mayólicas de los zaguanes con verdes profundos,
amarillos, azules y ámbar, abstractas geometrías, o cisnes y galgos de alargadas figuras ponían en óvalos enfrentados un detalle pictórico que evoca los epígonos del Romanticismo y los pródromos de un esperanzado “New Deal” en el escenario urbano.

Como ocurrió y desde entonces siguió ocurriendo, los mejores ejemplos fueron erigidos en la Capital Federal y, caso curioso, fueron ingenieros civiles y constructores, más que arquitectos (que aún se aferraban por la currícula de sus estudios a las normas académicas) los que dejaron en Córdoba los ejemplos más significativos. Aquí, la clase de clientes fue también la burguesía en ascenso, y tal vez haya que introducirse en sus mentalidades triunfalistas como la de todo pionero, para interpretar reiteradas licencias dentro de la ortodoxia del estilo que hace convivir distintos elementos en un alegre eclecticismo que dejara a todos contentos.

Para ese entonces, el mercado de importación proveía de elementos que seguian las Iíneas del nuevo gusto y se incorporarían a las recientes obras. El cambio no fue muy profundo entre nosotros. No se entendió el sentido de la renovación arquitectónica europea que interesaba también los recursos espaciales.

Se aceptaron sólo las formas externas porque Córdoba, como todo el interior nacional, fue siempre cauta y prefirió la fórmula probada, tuvo miedo al ridículo porque hubo tiempo para la reflexión y no entró en el torbellino de la capital porteña, como no entró en los desaforados juegos de la Bolsa ni en el argot babélico de un idioma universal gestado en las estibas y cantinas marineras.

Atentaban contra el cambio los escasos recursos de las economías provinciales y la falta de visión directa del escenario europeo.

A Europa, apenas visitada por menos de un  centenar de cordobeses, se la prefería ver tras las láminas de papel ilustración de la “Revista de los Dos Mundos” con ese elenco de princesas pálidas, de obesas sopranos o de barbados jóvenes de pantalón y gorra blancos a bordo de románticos cruceros, con ojeras melancólicas a lo Valentino.

La Argentina de la opulencia, la sociedad prebélica que se movía en el equilibrio económico  que la favoreció, aceptó el Art Nouveau como manifestación de la actualización que buscaba. Las casas importadoras con habilidad comercial fueron introduciendo herrajes, picaportes, llamadores, buzones, marquesinas, vitrales, mayólicas, claraboras, mamparas, por sólo nombrar objetos vinculalos a la construcción, pero también cubiertos, crisalería, jarrones, bibelots, tinteros, abresobres, en el nuevo gusto.

Y, junto con los tradicionales diarios del país, la noticia política risueña y caricaturesca se leía en “Caras y Caretas”, mientras “El Hogar” difundía las exquisitas figuras de Alejandro Cirio. Toda la vida de la casa, sin quererlo, se estaba rodeando de Art Nouveau.

Bueno será dejarnos llevar por las calles de la ciudad. centro y antiguas quintas para comprobar por nosotros mismos que Córdoba no estuvo del todo ajena, a principios de siglo, de los gustos locales que a instancias de brisas renovadoras llegaban también a aventar su historia arquitectónica.

No encontraremos más los quioscos de las verbenas y kermeses que ponían la nota festiva en el Parque Elisa y en el de los Altos del Sur que onstruía sin desmayos Miguel Crisol, auxiliado  técnicamente por el arquitecto Carlos Thays, pero podremos asomarnos a un mundo que pasó, a un mundo que vivió la euforia de una paz que creía eterna, a un mundo que, sin muerte, empero, ya no existe.
Calle Entre Ríos 151
Es en las viviendas donde el Art Nouveau se expresa más en lo suyo. En la calle Entre Ríos- entre los números 151 al 161- hay un interesante conjunto. Se trata de una casa de vivienda a la derecha y dos departamentos a la izquierda cuyos ingresos están separados por un portón de garaje, casa aue fue de don Lucas de OImos, construida por los ingenieros civiles Fernando Sánchez Sarmiento y Emilio F. Olmos. Una tonalidad gris verdosa le da unidad al conjunto realizado en revoquesímil piedra.

La puerta de ingreso a la vivienda se corona con una graciosa marquesina que a manera de toldo va alternando los colores blanco y caramelo de sus vidrios en franjas que se abren como abanico. La puerta de entrada y la puerta cancel del zaguán son una verdadera joya de ebanistena.

La primera, por razones funcionales más pesada, con mayor cantidad de llenos y [upidas rejas sobre franjas vidriadas, tiene un buzón y agarraderas de bronce de fina gracia. La interior, de madera tallada con líneas de gracioso trazo que encuadran cristales biselados, se recorta con elegancia con la impronta genuina del estilo.

En 1923, los ingenieros civiles don Enrique J. Risler y Ricardo C. Gross, levantaron el Hotel Victoria en la calle 25 de Mayo, entre Alvear y Maipú.

Se trata de un frente extendido simétrico, siendo su eje un alto paramento ciego que remata en un arco con el nombre comercial de la obra. La composición se extiende en tres calles de aventanamiento, siendo la central un bay window poligonal cuyas aristas se remarcan con molduras de sección circular que concluyen en la parte inferior con cuatro mascarones y en la superior por penachos desprendidos del paramento murario.

No tan decididamente Art Nouveau, pero fuertemente influido por dicho gusto, el City Hotel del arquitecto Colcerniani y del que fue constructor Ubaldo Emiliani, levanta su extendida fachada de sólo dos plantas y un ático donde culmina el recorrido con dos figuras femeninas que se dan la mano sobre una pequeña ventana.

En Santa Rosa 140, una vivienda de dos plantas se enrola en esta corriente del gusto. En la parte superior, un curioso balcón que combina mampostería con hierro, nos habla claramente del cambio del gusto operado. No ocupan los pilares del balcón la tradicional posición de esquina; ahora es de hierro con trazos de curvas paralelas, caligráficas y rosas de hierro los elementos encargados de armonizar todo el conjunto con maestría.

En calle Neuquén, entre Santa Rosa y avenida Colon (vereda oeste) se levanta una casa rodeada de jardín, ya que en la época de la erección era zona suburbana. Sobre la misma está inciso: “Chalet de cemento armado, de Ubaldo Emiliani -Constructor”.

Es de destacar la decoración en base a círculos concéntricos planos, las rejas de circunferencias tangentes en un mismo punto y rostros femeninos coronados de piñas que se repiten rítmicamente. El detalle de mayor calidad es la puerta de ingreso de dos hojas vidriadas, donde la línea Iátigo de graciosa impronta subdivide los planos de cristales, mientras una guirnalda de rosas talladas en madera pone un toque de graciosa terminación. Dos pilares con bustos femeninos en su culminación enmarcan la entrada de carruajes. A pesar de su aparente similitud, no son iguales. Casi diríamos que son dos estados de ánimo de la misma persona representada: uno, más festivo, como el estilo mismo; el otro, más nostalgioso, como
presintiendo el efímero paso del Art Nouveau en la escena cordobesa.

En Rodríguez Peña 1647, el constructor Cochiarnini, diseñó para don Bartolomé Firpo, una casa de tipologia similar a la descripta. Son muy interesantes sus detalles de rejas en abanico. de fuentes, las paralelas verticales seccionando los círculos.

En Sucre 140, Jacinto Emiliani, con ladrillos de fábrica de color ocre y revoque símil piedra, logra darle el tono epocal a una obra donde coloca un hermoso busto femenino presidiendo el ingreso.

La parte posterior de la casa Minetti, que abre sobre Ituzaingó al 700, tiene toda la impronta del nuevo estilo con cabezas de leones, ramilletes florales y vitrales.

En Caseros 627 hay otra vivienda construida por Luis Payer. Detrás del zaguán, la cancel es tal vez el lugar donde más se reconoce el estilo. Se trata de dos hojas de distinto ancho y una banderola también de diseño asim6trico. Las subdivisiones de la carpintería se cierran con cristales biselados. Entre ellas, una, con forma de corazón ostenta las iniciales del propietario, que también repiten los balcones con la lacería propia del estilo.

Hay que aceptar el carácter de una arquitectura de fachada. Filiar el status a través de la mostración de un plano exterior habla claramente del individualismo de hombre e instituciones. El “parecer” interesaba más que el “ser”.

En el siglo XIX argentino, tan lleno de invasiones inglesas, otra de ellas fue sin duda la moral victoriana.

Quedan del estilo recuerdos urbanos en zaguanes y balcones, detalles ornamentales conseguidos con moldes, vitrales en la sede del diario “La Voz del Interior”; en el antiguo local de la Mutual Universitaria, frente a la plaza Colón; en el Hotel Argentino, en la primera cuadra de la calle Entre Ríos; marquesinas del Centro Interamericano de Desarrollo de Archivos en Av. Irigoyen 174; la del Museo de Ciencias Naturales Bartolomé Mitre, antes casa Becerra, en Irigoyen 115; en La Rioja 1157.

Panteones y monumentos funerarios como el de Justiniano Posse, obra del escultor Tasso y jaulas y equipamiento en el jardín zoológico. Con razón apuntaba Federico Ortiz que es en los panteones y en las jaulas del zoológico donde se dan los ejemplos más arriesgados del estilo “tal vez -acotaba- porque ambos usuarios no podían protestar”.

Lunes 13 de enero de 1986

5 comments for “El art nouveau en Córdoba”

1
fer

gracias, me sirvio mucho la info para 1 trabajo de la facu

August 22nd, 2009 at 22:29
2
Dayana

Fer,
De nada 🙂

August 25th, 2009 at 16:06
3
sofia vallania

Dayana te remito a la página web del gran hotel victoria donde se adjudica la obra a Ubaldo Emiliani porque veo que en tu blog se adjudica la obra a otras personas. Podrías corrobar esta info y en cuyo caso rectificarla en tu blog? Muchas gracias. Muy bueno el artículo desde el punto de vista de un arquitecto. Sofia Vallania Vargas Emiliani.

January 31st, 2010 at 13:11
4
ezequiel

hola muy bueno en cuanto a diseño industrial no sabrias especificarme que objeto tuvo gran incidencia en cordoba que sea representativo de la epoca?? saludos

Ezquiel

November 30th, 2010 at 21:51
5
Dayana

Ezequiel,
No conozco del tema, sinceramente.
Saludos!

November 30th, 2010 at 23:40

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