Por estos días nos hemos conmovido con la noticia del perro de Carlos Paz. Semejante acto de crueldad tuvo la lógica respuesta de los proteccionistas y amantes de los animales: protestar y exigir que se aplique la ley Sarmiento que protege a los animales y castiga a los que cometen actos de crueldad. Sin embargo, y como siempre sucede cuando hay acciones de miembros de estas ONG, aparecen los que dejan comentarios como el siguiente:
Por que, en lugar de estar haciendo tanto alboroto por los animales, no van y hacen lo mismo para los chicos que se mueren desnutridos en el continente africano, es mas no hace falta ir tan lejos, aca mismo en toda america latina hay millones de chicos menores que dan miedo de solo mirarlos por lo desnutrido que estan y no comen en dias. Pero claro, a quien le interesa el nene de la villa, que no tienen ni para la leche. Es mejor preocuparse por los animales, es muchiiiisimo mas facil, menos problematico, menos laburo, y por sobre todo, no se corre el riesgo de contagiarse de su pobresa e inmundicia.
¿Por donde empezar? Vamos a hacerlo como una listita, para desenredar este tipo de pensamiento:
1- Quien hace una crítica así, en el 99,99% de los casos JAMAS ha hecho un trabajo voluntario para nadie.
Nunca conocí a un miembro de una ONG del tipo que sea, que haga un comentario como el citado arriba. Y creo que jamás voy a escucharlo.
Quien tiene el espíritu solidario en su corazón puede ver que la desigualdad, el dolor, el sufrimiento y el desprecio toma múltiples formas y afecta a muchos aspectos de la vida humana, animal y ambiental.
2- Decir “los chicos pobres” es un comodín para mostrar la ignorancia que se tiene respecto de las carencias sociales.
Existe casi una ONG para cada problemática de la vida humana: adicciones, ecología, enfermedades, culturales, proteccionistas, comedores, para ancianos, de ayuda a discapacitados, sobre emprendedorismo, etc.
La diversidad de los intereses y habilidades humanas hacen que cada quien pueda llevar su vocación para lo que sea más apto, lo que lo llene más espiritualmente y para lo que lo haga sentir más cómodo.
No todos estamos preparados para estar en lugares de extrema vulnerabilidad. Y no todos tenemos el bichito de la solidaridad en nuestro interior.
3- Decir “los chicos pobres”, es poner una trampa semántica para esquivar la miseria.
Como dice la persona del comentario, la pobreza queda en Africa, en Latinoamérica y en las villas. Esos son los corrales de la pobreza.
Los pobres del resto de la ciudad son invisibles, el vecino que hace pan casero para llevar unas monedas más a su casa es un ambicioso y el jubilado que cobra la mínima es alguien que ya vivió suficiente.
Hay “chicos pobres” pero no hay madres, padres, abuelos pobres. Sólo la pobreza de la infancia es el problema.
Ignorar lo inmediatamente cercano y culpar a los demás por las desgracias que suceden en el resto del mundo son la táctica perfecta para no tener que hacerse cargo de nada.
El pregonador en favor de “los chicos pobres” usa toda su fuerza para acusar, pero no mueve un dedo para ayudar.
Y si le preguntan dirá: es que por más que haga cosas va a seguir habiendo pobres /¡Qué querés que haga en este pais! / No tengo tiempo / No tengo plata / No puedo por otro tipo de excusa.
“Los chicos pobres” son chicos sin rostro, ideales, hipotéticos, que se merecen todo. No son ESE chico que tiene en este momento enfrente pidiéndole algo.
4- Confundir una tarea voluntaria con una responsabilidad del estado.
No podemos pretender que la solución a problemas sociales vengan de Organizaciones No Gubernamentales, ¡es infantil pensar eso!
Algunas de ellas tienen buenos presupuestos para desarrollar sus actividades, mientras que otras subsisten por el aporte de sus socios y por actividades de recaudación de fondos caseras (rifas, sorteos, venta de productos, etc).
Por otra parte, quien cuenta con áreas específicas, personal capacitado y recursos expresamente destinados a esa tarea es el Estado. La exigencia debe hacerse hacia nuestros gobernantes y los empleados que deben cumplir con su responsabilidad.
5- Acusar a los voluntarios proteccionistas sobre el uso que hacen de su tiempo libre, energías y recursos.
Me causa casi gracia esto pero ¿con qué derecho viene alguien a decirme qué tengo que hacer y qué no con mi tiempo libre y mi dinero? ¿Acaso yo me meto con el suyo?
Los defendores de la seudoconciencia social deberían ir a pararse a las puertas de los shoppings a gritar contra todo el que entre o salga por estar gastando dinero mientras los chicos-pobres-se-mueren-de-hambre. ¿Alguna vez vimos a alguno de estos pregonadores ahí?
Ni hablemos de que tendríamos que censurar a todo el que se pasa una tarde al sol tomando mate sin hacer nada mientras los-chicos-pobres-se-mueren-de-hambre.
La mejor manera de atraer a alguien hacia el trabajo voluntario es hacerlo sentir bien, no culpabilizándolo por cosas que no son su responsabilidad.
6- Confundir los diferentes problemas de una sociedad con las áreas del estado que se ocupan de ellos.
Volvemos a la misma frase estúpida: “Por qué el estado gasta plata en los perros mientras hay chicos que se mueren de hambre”.
Hay algo básico que no se está entendiendo: el estado no es una bolsa llena de plata que se reparte así nomás (aunque a veces dé esa sensación), y cada área tiene un presupuesto asignado.
A los “chicos-pobres-que-se-mueren-de-hambre”, los atiende el ministerio de Acción social (o nombres equivalentes); mientras que la problemática animal suele estar al área asociada a lo ambiental, que no tiene nada que ver con la que mencioné en primer término.
Pero además de eso, todos los ministerios y secretarías que conforman un Estado están al servicio del Hombre. Esto significa que todos los ciudadanos, cualquiera sea su situación sociocultural vamos a tener gente trabajando para nosotros desde los ministerios de educación, salud, seguridad, economía, turismo, cultura, deportes, ciencia, etc.
Como pueden ver, los animales no le sacan el pan de la boca a los pobres niños.
Y así como es importante que los niñitos crezcan saludables para que de adultos puedan desarrollarse plenamente, es importante que los animales con los que convivimos a diario estén saludables para no transmitir enfermedades, estén protegidos en un hogar y tengan dueños que se responsabilicen de su educación y socialización.
7- Ser incapaz de contextualizar los problemas sociales, sus causas y quienes tienen injerencia directa en ellos.
Si hay chicos-pobres-que-se-mueren-de-hambre no es culpa ni de los animales, ni de los proteccionistas, es el resultado de múltiples causas históricas, culturales, económicas, sociales, familiares, religiosas, sanitarias, etc, etc, etc.
Por todo esto, me parece que a muchos les queda cómodo y a mano agarrársela con quienes saben que no van a responder con los mismos agravios.
8- Denotar “solidaridad”, pero connotar una absoluta intolerancia.
Mientras más escucho a la gente que piensa de esta manera, mas me pregunto ¿Esta persona dejará de comprarse ropa, de cambiar el auto, de irse de vacaciones, de ir al cine, de tener el nuevo celular, de usar alhajas, de usar maquillajes, perfumes, de comprar regalos de cumpleaños para sus amigos o familia, de comprarle el último juguete de moda a su hijo para darle toda esa plata a los “chicos-pobres-que-se-mueren-de-hambre”?
Conclusión
La solidaridad y el espíritu de una acción de ayuda voluntaria se basa en el deseo de vivir en un ambiente más justo, donde todos tengamos las mismas oportunidades, donde los más desprotegidos puedan tener el resguardo de otros que estén en condiciones de ayudarlos, y donde cada quien pueda ser feliz.
Suena utópico, es verdad. Pero de eso se trata. Saber que no se podrá ayudar a todos, pero si para uno solo la vida ha cambiado, ya ha valido la pena.
Para finalizar, los invito a repasar los posts de la categoría Solidaridad, para que vean que el compromiso con la sociedad en la que se vive puede expresarse de muchas maneras.
Otro post sobre este tema en Animal Sapiens.