Hace un tiempo Roberto, comentarista del post de los Hoteles alojamiento de Córdoba, me proponía armar un post sobre historias de telos (aunque el que quiera contar alguna de sexshop o auto, por qué no?)para que quienes deseen compartir algo gracioso, extraño, curioso, romántico, audaz, delirante, decepcionante, apasionado o sobrenatural (por qué no?) que les haya sucedido en estos recintos de amor por horas.
Como el tema puede disparar para cualquier lado, se me acorre poner unas mínimas reglas que servirán de guía, más que de norma. Apelo al sentido común de mis lectores:
– No revelar identidades.
– Ser conciso, lo que no significa que se tenga que ser breve. Esta no es una página de relatos eróticos, por lo tanto las descripciones no son necesarias a menos que sean indispensables para la historia.
– Escribir como si se estuviera haciendo el amor. Es decir, evitemos el comentario pajero: la idea es recrear con palabras una historia más o menos real (todo recuerdo es una autoficción, decía un escritor amigo).
– De lo anterior se desprende que este es un espacio para contar experiencias de una manera divertida y cómplice y no para que el ego sexual de alguien encuentre su público.
– Julio Cortázar dijo alguna vez: “En toda mi obra no he sido capaz de escribir ni una sola vez la palabra ‘concha’, que por lo menos en dos ocasiones me hizo más falta que los cigarrillos.”
No hace falta ser literal para (d)escribir pasión, sexo, orgasmo ni cama. Pero si es absolutamente necesario, puede hacerlo.
Y para inaugurar este post, quiero recomendar el cuento Lavado Caliente de José Playo y copipastear una historia que Roberto me contó por mail:
Una de mis “historias de telos” remite a la época en que era gerente sucursal bancaria y me fui con mi oficial de cuentas al Eros para ofrecerles cuenta, servicios de cobro de tarjetas, créditos, etc. ya que a los dueños yo ya los conocia.
Entramos, pasamos a la zona que sabemos ver del otro lado cuando pagamos, escuchamos gemidos varios y entremezclados, todo muy bien hasta la salida en que justo aparecimos con el auto y pasaba un camion con trabajadores atras que empezaron a aplaudirnos y decirnos putoooooooooossssssss
¡Espero sus historias!