“Yo no bailo zambas porque no quiero enamorarme”, me dijo una vez un salteño mientras recorríamos La Linda.
Y el muchacho no miente. Porque el tango será sensual, hará que vengan yankies y europeos a contonearse imitando celos… pero no saben que agitando pañuelos pueden enamorarse como jamás lo hubieran soñado.
Y la Wikipedia afirma:
En Argentina, la Zamba es la expresión del romance de la pareja. Es el símbolo de la dulzura, la mansedumbre del amor sublime, cariñoso, sensible. Es un episodio de la vida. El de una pareja que -con correspondencia o no- vive un romance pleno de sentimientos y afecto. De lo contrario no podrían haberse comprometido o conjurado a la bondad de danzar el tema invariable del afecto y la ternura. Siempre fue la danza preferida por los tradicionalistas y por las clases populares mientras se mantuvo en boga en sus ambientes naturales.
Luna Cautiva es una zamba, y de las más bonitas que hay.
Y es, además, la historia de un amor que vuelve, que llega para decir “Acá estoy, que no parezca que hace mucho que me fui si todo el tiempo estuve con vos y vos estuviste conmigo.”
Su autor es José Ignacio Rodríguez, alias el Chango, hijo del catamarqueño Alberto Rodríguez y la riojana María Rivolta, nacido Córdoba el 31 de julio de 1914.
Es el creador de canciones destacadas del folclore argentino como “De Simoca”, “Vidala de la copla”, “De Alberdi”, “De mi madre”, “Noche de carnavales” y “Zamba de abril” entre muchas otras.
Su gran amor, e inspiradora de la canción de la que hablamos hoy, fue Lidia Haydeé Margarita Bay, “La Gringa”, quien murió el 3 de enero 2008 a los 83 años.
Tuvo cuatro hijos, Marcos Alberto Rodríguez, María Argentina Rodríguez, Matilde Adriana Rodriguez. De su matrimonio con “la gringa” nació Claudia Alejandra Rodríguez Bay.
La historia de Luna Cautiva
El Chango Rodríguez compuso esta canción durante el periodo de encarcelamiento de cuatro años (1963-1967) que cumplió en el pabellón 11 de la penitenciaria de San Martín, acusado de matar a un hombre durante una pelea, del que finalmente fue considerado inocente.
El Chango y la Gringa se casaron en 1965 en la Cárcel y estuvieron unidos hasta la muerte del Chango, en octubre de 1975.
Luna cautiva es, entonces, la historia de un amor que existe, que tiene raíces hondas; pero que debido a “un toro mañero” hace que el arriero no llegue a tiempo a su hogar.
Es interesante ver como el artista se evade totalmente del contexto en el cual vive, la cárcel, para soñar con su mujer y construir la letra con imágenes sumamente vívidas: jazmines, grillos, tintinear de espuelas del río… es la visión de un paraíso sencillo, del paraíso que él espera encontrar en la vuelta a su casa.
LUNA CAUTIVA (Zamba)
Letra y Música: José I. “Chango” Rodríguez
De nuevo estoy de vuelta
Después de larga ausencia
Igual que la calandria
Que azota el vendaval
Y traigo mil canciones
Como leñita seca
Recuerdo* de fogones
Que invitan a matear
Y divisé tu rancho
A orillas del camino
En donde los jazmines
Tejieron un altar
Al pie del calicanto
La luna cuando pasa
Peinó mi serenata
La cresta del sauzal
Tu amor es una estrella
Con cuerdas de guitarra
Una luna que me alumbra
En mi oscuridad
Acercate a la reja
Sos la dueña de mi alma
Sos mi luna cautiva
Que me besa y se va
Escucha que mis grillos
Están enamorados
Y lloran en la noche
lamentos del sauzal
El tintinear de espuelas
Del río allá en el vado
Y una noche serena
Respira en mi cantar
De nuevo estoy de vuelta
Mi tropa está en la huella
Arrieros musiqueros
Me ayudan a llevar
Tuve que hacer un alto
Por un toro mañero
Allá en el calicanto
A orillas del sauzal
Esta zamba ha tenido y, como todo clásico, seguirá teniendo múltiples versiones, arreglos e intérpretes.
De las que escuché para armar este post elegí la de Rally Barrionuevo (que no es pariente mío, aclaro), santiagueño de nacimiento y cordobés por adopción, quien canta una de las versiones más dulces… la que yo bailaría si quisiera enamorarme 😉 .