En el 2010 escribí un post en el que hablaba sobre cierta gente que se mete donde no la llaman y se cree la gran cosa por tener un título o que considera “completos” a aquellos que lo tienen.
Y una de las cosas que dije fue que no era “Lic.” en mi tarjeta y que no me molestaba no serlo.
Pasaron los años, y en 2013 decidí volver a la universidad para estudiar Relaciones Públicas.
Además de eso, este cuatrimestre que termina decidí hacer algo que venía esquivando hace 10 años: retomar mi “Lic” en Diseño Gráfico.
Llegar a esta instancia me costó una década y ponerme a cursar una nueva carrera. Hasta este año no había podido domar los fantasmas que tenía al respecto (y que merecen ser un post que todavía no me animo a escribir).
La cosa es que junté coraje, hice los trámites correspondientes para poder cursar bajo el nuevo plan de la carrera y me dieron las novedades: con las 44 materias que tenía aprobadas, y las materias en común que cursé en Relaciones Públicas, solo estaba a tres del nuevo plan más el seminario de trabajo final de terminar esa carrera también.
Respiré hondo como quien se está por tirar en paracaídas, y me anoté. Listo. Con un trámite administrativo volví a ser alumna de la carrera que dije mil veces que nunca más iba a retomar.
Los días previos a empezar a cursar Diseño fueron raros. Con esa cosquilla en la panza nerviosa que uno siente cuando está claramente cagado hasta las patas ¿Para qué voy a ser sutil y fina si ese era el sentimiento?
Volver a una situación que uno eligió evitar por tanto tiempo es movilizador en varios sentidos. Quizás haya quien piense “Te diste cuenta que te equivocaste, y ahora querés corregir tu error”. Pero la verdad es que no. Creo firmemente que lo mejor que pude hacer por mi en aquel momento fue dejar.
Hoy mi realidad es muy diferente y las condiciones están dadas para que mi decisión de retomar sea vivida como mi voluntad de vencer un obstáculo. No corren las obligaciones sociales ni familiares del “Tenés que hacerlo” que tanto me repitieron.
Ahora estoy en una posición de fortaleza mental y espiritual donde puedo enfrentarme a una situación que me genera mucha ansiedad, pero que a la vez quiero “exorcizar” para mi misma, si se me permite el término.
Y una de las cosas que decidí era que mantendría en un bajo perfil sobre este tema. No le conté a casi nadie de este emprendimiento para ahorrarme los comentarios innecesarios de gente cercana con buenas y con malas intenciones (vieron como es de opinadora la gente que uno prefiere no escuchar, ¿no?).
Así que siéntanse privilegiados si leen esto, no cualquiera lo sabe. Ahora queda entre Google, ustedes y yo.
Cuando sobreviví a la ansiedad y a los nervios del primer día de cursado, fue todo más fácil. Me dí cuenta que había logrado enfrentar al monstruo de seis cabezas que había fabricado en mi mente todos estos años. Tuve uno de esos momentos en los que una se siente contenta por algo que nadie entendería o que para el 99,99% de las personas es una estupidez.
Igualmente, quedaban 15 semanas de clase por delante y me tenía que poner al día con una carrera que hacía un montón que no tocaba. En este caso no aplica mucho lo de “es como andar en bicicleta”, son muchas las cosas que han cambiado y en diseño no hay fórmulas, es cuestión de laburo.
Con orgullo puedo decir que regularicé con muy buenas notas las dos materias y que si todo sale bien en febrero espero rendir los finales.
También me fue muy bien en las de Relaciones Públicas y promocioné cinco de las seis materias que cursé.
Y como frutilla de la torta, teniendo ya en marcha las dos carreras, me anoté para hacer la doble titulación con Publicidad haciendo algunas materias más.
En resumen:
– Me faltan 5 finales, 4 materias y la tesis, para ser Lic. en Relaciones Públicas e Institucionales.
– Me faltan 2 finales, 2 materias y la tesis, para ser Lic. en Diseño Gráfico.
– Me faltan 7 materias (y sus finales), para ser Lic. en Publicidad.
Si mis cálculos no me fallan y me resiste el cuerpo, en 2016 terminaría de cursar todo y hasta quizás llegue a defender alguno de los TFG.
Y si quisiera podría aprovechar que existe la doble titulación entre Relaciones Públicas y Recursos Humanos y sumar otra “Lic”. Igual, tengo que bancarme el año que viene primero, no es cuestión que ahora me haga la chica superpoderosa.
De no querer ser Lic, estoy haciendo todo para terminar siendo Lic³.
¿Qué aprendí? Que si el Quijote hubiera visto molinos y no gigantes nunca habría sido el caballero que fue. Y que mis molinos me han hecho mejor porque tuve que salir a pelearme con ellos.
También entendí que ser “Lic” es una excusa para todo eso; y que es una etapa que se puede pausar y cuando uno quiera volver a darle play.