Aviso parroquial: el sitio www.volkd.com.ar cuyo dominio está a nombre de Evaristo Escudero sigue robando desacaradamente contenido de www.dayanabarrionuevo.com y de otros 12 blogs, así que a partir de ahora incluiré este precioso cartel en todos mis posts.
Desde hace algún tiempo me vengo preguntando cómo abordar este tema que es crucial en la diferencia entre disfrutar un viaje o detestarlo. Por eso me he atrevido a armar una pequeña lista en base a mis experiencias personales.
- Si no está en riesgo tu seguridad personal o tu salud, no es grave.
Los viajes están llenos de imponderables donde muchas veces una cadena de eventos desafortunados puede hacer que algo salga mal. Aún así hay que conservar el optimismo y la buena predisposición para disfrutar del resto del tiempo como mejor se pueda.
Si sos de las personas que pueden sufrir un ataque al corazón por la pérdida de una valija en un vuelo, por la demora de un colectivo o por un servicio no muy bueno en un hotel, mejor ni salgas de tu casa.El mejor consejo que puedo darte es: pase lo que pase y aunque el mundo se caiga a pedazos, conservá la calma. Los desconocidos siempre estarán dispuestos a ayudar a alguien que se muestre tranquilo y con ánimos de cooperar que a alguien sacado que insulta a medio mundo y culpa a toda la humanidad de su insignificante percance.
- Que vos estés de vacaciones no significa que el resto del mundo lo está.
Me ha tocado sufrir un piquete en un viaje a Salta y otro en pleno monte boliviano, con la consecuencia de tener que hacer rodeos de 500 km por caminos de tierra en condiciones no muy buenas para llegar a mi destino. En esas ocasiones no faltaron los compañeros de viaje que sacaron a relucir su costado facho opinando sobre las docentes argentinas y los aborigenes bolivianos que hacían los cortes porque les “arruinaban sus vacaciones a ellos se rompían el culo trabajando todo el año y no tenían la culpa de sus problemas, etc”. A mi estas actitud me parece sencillamente DE MIERDA.
Primero y principal porque es una postura totalmente ombliguista ¿acaso el mundo se tiene que detener porque nos tomamos estos 15 días? No, desgraciadamente al resto de las personas del planeta le siguen pasando cosas, y a veces muy graves.
Segundo, mientras vos tenés el privilegio de tener dinero para tomarte vacaciones, hay miles que apenas subsisten. Habrá reclamos más justos que otros, los que viven en Córdoba y padecen al SUOEM lo pueden decir mejor que yo; pero aún así hay que bancarse las situaciones de este tipo como mejor se pueda.
En resumidas cuentas, meterse en la cabeza este punto es lo que hace la enormísima diferencia entre ser un turista y ser un viajero. Si preferís ubicarte con el primer grupo, por favor evitá viajar conmigo. - Si viajás, no dejes tu cerebro en casa.
Las cosas del sentido común funcionan en todos lados por igual, como la Ley de la gravedad. Por lo tanto no hace falta que hagas todas las preguntas estúpidas posibles a los lugareños, ni comentarios pavos (¡Mirá la vaquiiita!), ni molestes a los locales haciendo cosas que no te gustaría que te hicieran los que visitan tu ciudad. - Donde fueres, haz lo que vieres
Cada vez que salgo de viaje en grupo que hay ciertos perfiles de turistas que “contaminan” totalmente la experiencia con malas actitudes. A saber:
– Cero empatía: hay actitudes que en nuestro lugar de origen pueden ser normales y aceptables y en el lugar que visitamos ser ofensivas o de mala educación. Antes de abrir la boca MIRA Y ESCUCHA a los locales y tratá de acomodarte a eso siempre siendo respetuoso.
– Falta de respeto por símbolos de otras culturas: cuando visité el pantanal brasilero fuimos a una aldea indígena y uno de mis compañeros de viaje se sacó fotos con expresiones payasescas usando adornos rituales de la tribu. Más allá de que a nuestros ojos nos parecieran un disfraz de plumas y yuyos secos, para aquella gente tenía un significado especial que aún sin conocerlo hay que respetar.
– Poca tolerancia a las diferencias: nunca falta el que durante una cena o almuerzo empieza a sacar frases poco afortunadas y conclusiones socioculturales de erudito después de haber estado sólo dos días en un lugar que muchas veces ni sabe ubicar en un mapa.
En todos lados hay cosas mejores y peores que en nuestro lugar de origen ¡ni qué dudarlo! pero lo común es que los turistas que visitan paises del primer mundo vuelven con la idea de que todo es perfecto y que los que viajan por países del tercero creen que todo es nefasto y atrasado… especialmente si son habitantes de algún territorio perteneciente a esa categoría.
Habiendo conocido un poco de todo (tampoco es que soy Marley, eh?), les digo que hay cosas buenas en todos los lugares si uno tiene la capacidad de mirarlas. Y aquellas no tan buenas también sirven para pensar que las cosas excelentes que tenemos acá y que ni siquiera sabemos valorar.
– Incapacidad de adaptación: a menos que las condiciones sean extremas y afecten nuestra salud (calor, frío, apunamiento), quien viaja a un destino debe tratar de adaptarse a lo que hay en él. Quejarse que en Europa no hay bidets, que en Japón no se puede comer bife de chorizo y que junto a la costa hay demasiados restaurantes de pescado es un problema tuyo, no del lugar. - No te quejes.
Detesto profundamente a la gente quejosa, más aún cuando se queja de pavadas.
En un viaje a Chile me tocó escuchar que una vieja que quejaba de que nos dieron ¡salmón en el almuerzo! Aún cuando uno no coma X tipo de alimento, mejor que quejarse es preguntar amablemente si podemos cambiar el plato.
En ese viaje, y si no me equivoco la misma mujer, protestaba porque no había espejo en su habitación. Mejor que estar chinchuda por algo tan trivial (después de todo en el baño tenía uno) hubiera sido preguntar en la recepción si no había alguno disponible.
En síntesis: no uses la queja crónica como mecanismo para obtener cosas durante tu viaje. Se cazan más moscas con miel que con vinagre. Y también evitá quejarte por pavadas, porque te podría pasar lo que a la señora que se quejó de la comida que le sirvieron en el cuento Las Brujas de Roald Dahl. - Mientras estés en otro lugar sos el embajador de tu sitio de origen.
Todas las interacciones que tengas con los locales será la imagen que quedará de tu ciudad, región o país, por lo tanto antes de sacar tu costado energúmeno a relucir pensá en eso.
A mi me resulta triste escuchar que gente de otros lugares dice “Los argentinos X” cuando sé que yo me llevo de arriba ese mal concepto por algunos maleducados.
Aprovechá tu estancia para dejar en alto tu origen que, después de todo, no hace más que mostrar tu propio don de gente de bien.
Espero que te sean de utilidad y que los apliquen en su próximo viaje 🙂