Antes que digan nada, sí, este es un Edgar con H aunque nos suene raro. Ahora sí, al post.
Después de algunas semanas ocupada en otras cuestiones, vuelvo para escribir esta sección que me gusta mucho y que me ayuda a conocer un poco sobre la música de mi bella provincia,
Volvemos a la zamba, que ya conté que era una danza para enamorarse. Así que no hablaremos otras vez sobre las particularidades de ese género.
Tampoco voy a contarles la historia a la que se refiere Di Fulvio. En su lugar voy a pedirles que hagan un repaso por un post que publiqué hace unos días: la leyenda de Camín Cosquín y de Cosco Inna, que es el relato que los va a poner en situación.
De quién sí hablaremos en este post, entonces, es del autor de la música: Don Hedgar Di Fulvio.
Hedgar René Di Fulvio nació en la Estancia de Sosa (Establecimiento San Fernando), vecina a la población de Carrilobo, en la provincia de Córdoba, el 9 de julio de 1933.
Poeta, cantor, guitarrero y pediatra, realizó numerosos trabajos de investigación sobre costumbres argentinas y algunos de sus textos alcanzaron reconocimiento internacional, como el llevado a cabo sobre el mate, que fue presentado en conferencia y posterior coloquio en la Universidad de Berkeley de EEUU.
Escritor de libros “Poemas de señales” y “Trenzando parejo”. Entre sus canciones más conocidas están “Zambita para mi ausencia”, Mis changuitos así son”,”Chacarera pa’ las viejas,”chacarera de los novios”, “gallo calavera, “Yo soy de aquel pago pobre,”Taco-Yaco” y “Flor de tusca”. Es colaborador literario de la Revista Folklore, del diario “La voz del interior”, entre otros medios.
Paralelamente a su trayectoria vinculada al arte, Hedgar Di Fulvio egresó de la Facultad de Medicina de la Universidad de Córdoba y desarrolló la especialidad de Pediatría ocupando diversos cargos directivos en instituciones médicas.
Se radicó en Capitán Sarmiento, provincia de Buenos Aires, en donde alternó su labor profesional en el campo de la Pediatría con la música y la poesía. Hoy reside en Córdoba.
Fuente de la biografía de Hedgar Di Fulvio
Letra de Cosco Ina
Cosco Inna (Zamba)
El junco dormido, la siesta del río,
la verde melena del sauce de allí;
miraron la copla que anoche la luna
dejó en “la juntura”* y hoy vino a Cosquín*.
La pena del inca, creció en los breñales*,
la vieja puestera* del valle aprendió,
que del viejo imperio del sol en sus ruinas
quedó cosco-inna, y el tiempo pasó.
Cosco-inna, Cosquín, cordobesa
por tus desafíos el gaucho volvió,
y en el pan de azúcar*, que como apacheta*
halló las ofrendas que el inca dejó
cosco-inna, Cosquín, mi guitarra,
te deja esta zamba… mi sola oración.
Los bombos legüeros* golpearon la copla,
por toda Punilla* la vieron pasar;
pero la encontraron entre culantrillos*
mojada al rocío de tanto esperar.
Alhajita ella, la flor del imperio,
que esperó al vida para no morir,
y en el nuevo Cuzco del sol por herencia
al sentirse reina se quedó en Cosquín.
Glosario de la canción
Juntura: se me ocurre que en este caso la juntura a la que hace referencia es a la de las vías del tren de las sierras. Dice Wikipedia de las junturas ferroviarias:
En vías férreas, se denomina juntura o junta al sector de unión de los railes o rieles. Constituye el punto débil de la vía. El paso de la rueda por la juntura determina un choque, cuyos efectos negativos son aumentar la resistencia a la tracción, colaborar al desplazamiento longitudinal de los railes, producir el machacado del balasto e imponer al rail flexiones y deformaciones que pueden llegar a ser permanentes.
Cosquín: ciudad y río homómino del valle de Punilla.
Breñales: tierra quebrada entre peñas y poblada de maleza.
Puestera: se denomina a la persona encarcada de un “puesto” de estancia.
Pan de Azúcar: cerro cercano a la ciudad de Cosquín. Sunombre aborígen original es Supaj Ñuñú que quiere decir Seno de Virgen.
Apacheta: montículo de piedras que se ve a los costados de los caminos, muy comunes en el norte argentino, en donde los lugareños depositan ofrendas a la Pacha Mama (Madre Tierra) para tener un buen viaje.
Bombos legüeros: el adjetivo “legüero” hace referencia a las virtudes sonoras del bombo, ya que se dice que su retumbar se puede escuchar si el terreno es llano o llano arbolado hasta una distancia de dos leguas. Cada legua argentina es de 5 kilómetros.
Punilla: proviene del quichua “puna”, nombre dado por la expedición exploradora de Lorenzo Suárez de Figueroa, poco antes de ser fundada Córdoba, al sentirse sus hombres “apunados”.
Culantrillos: diminutivo de Culantro que es uno de los nombres con el que se conoce al Cilantro (también llamado Coriandro).
Aunque se trata de una de las plantas medicinales empleadas desde hace más tiempo, pues ya era de uso común entre los asirios y los egipcios, el cilantro puede producir efectos tóxicos sobre el sistema nervioso, si se ingiere en dosis elevadas. Es muy apreciado como condimento.
Y acá el audio de Cosco Inna