Río que pasó a llamarse con anterioridad Primero, porque en el antiguo trayecto desde el Alto Perú, una vez cruzado el río Dulce o Salí era e1 primer curso de agua de importancia.
Este topónimo ha dejado en la oscuridad a todos los que han pretendido interpretarlo, y a veces en el intento se han dicho cosas sin sentido, como cuando Pablo Cabrera propuso “Árbol Dulce”. Sólo hay -para cualquier buen conocedor de la flora local- dos árboles a los que podríamos atribuirle dulzura: el algarrobo y el chañar. Y son los conocidos taco y chañar, nombres quechuas que se clasifican como Prosopis alba (taco yuraq), Prosopis nigra (taco yana) y Gourliea decorticans (chaiiar).
Cuando los conquistadores españoles se dieron con el río que hoy llamamos Suquía, le pusieron de inmediato, era común en ellos, el nombre de un santo: San Juan. Pero los nativos ya lo habían bautizado siglos atrás como Pucará, dado que en el extremo de la subida que comenzaba en las márgenes del río, habían construído el fuerte que así llamaban.
Llevo la convicción que para los pueblos aborígenes que tenían sus asentamientos sobre el mismo, jamás le dieron otro nombre que el referido, siendo por lo tanto falsa la denominación que alguien creyó auténtica. Aunque el nombre existió y en la citada lista de caciques y pueblos de la que fue autor R. Ferrari Rueda, para el departamento Río Primero se limita a Suquia (cacique) y su pueblo llamado igualmente Suquia. Así a secas -al parecer- pues no se acompaña de la palabra sacat o sacate (pueblo) como tantos otros. ¿Por qué?
Sacat no era el término único para decir “pueblo, lugar, aldea, chocerio”; también nos encontramos con otros de igual significado como hana y sus derivaciones o alteraciones han, aha, ha.
Suquia, según mi criterio, es una palabra que lleva este sustantivo ha y debemos escribirla Suqui-ha. Particularidad de la que daré tres ejemplos más:
1. Aloma Iza (Cruz del Eje)
2. Casna ha (Cruz del Eje)
3. Paltan ha (San Alberto)
El primero se traduce por “Pueblo principal del monte”, de alo o halo, monte, bosque; oma o uma, cabeza, principal, haciendo síncopa con alo; y ha, pueblo, aldea.
El segundo tendría esta traducción: “Pueblo del asadero”, del quechua santiagueño cas, apócope de caspay, asar, chamuscar, tostar; na que es un sufijo cuya misión es dar un sentido más concreto al verbo sea en cuanto al lugar, al medio o al instrumento de la acción; y ha, pueblo, aldea, gente, lugar.
Y el tercero, o sea Paltan ha es: “Pueblo del pan chato”. De ha, pueblo, aldea, gente; pal, apócope de palta, achatado, chato, plano, aplanado; y tan, apócope de tanta, pan. Aunque podría ser sólo “Pueblo de los chatos”.
Vayamos finalmente a Suqui ha, “Pueblo del largo abrojo”, que podría interpretarse como “Pueblo del abrojal”. De ha, pueblo, aldea, gente; su, apócope de suni, largo, y quipu, abrojo, del que queda solamente qui.
Pero como este topónimo es de muy discutible interpretación, no está demás recurrir a otras propuestas. Veamos de seguir la estructuración de Patquía (La Rioja), que respondería a los vocablos pat, de pata, lugar; qui, aféresis de siqui, junta, y a de ha, apócope de hana, pueblo: “Pueblo del lugar de la junta”.
De la misma manera Suquía podría resupar de la compaginación de suc, apócope de suco, barrial; qui aféresis de siqui, junta, y a de ha, pueblo: “Pueblo de la junta del barrial”, nombre referido a la desembocadura del arroyo La Cafiada en su lecho terroso.
Querer asociar al suquía de los indios mosquitos que tenían su centro en la actual Nicaragua, nombre que le daban a sus shamaries (médicos hechiceros), no pasa de ser una fantasía. Pura obra de lo casual. ¡O debemos también empezar a especular si no vivió en la región recorrida por nuestro río algún capitán o hacendado español de apellido Suquia, ya que el penúltimo arzobispo de Madrid, el cardenal e historiador en quien estoy pensando se llamaba -es sólo un ejemplo- Ángel Suquía Goicoechea!
Extraído de Toponimia aborigen de la provincia de Córdoba, de Carlos Paulí Alvarez. Ediciones del Copista, Córdoba 2005.