Calabalumba (Ped. Dolores, río afluente del embalse Los Alazanes). Este río que pasa por la ciudad de Capilla del Monte, lleva un nombre que suscita más de una discusión.
Remitámonos a las traducciones que se han hecho de él:
– Montes Pacheco sostiene que Calabalumba a veces ha figurado como Calagualumba, pero no agrega comentario ni opinión sobre sus significados, limitándose a señalar la interpretación que diera Aníbal Montes.
– Aníbal Montes, “Barullo de los loros”, de cala, loro y balumba, barullo. Es todo lo que dijo, omitiendo una importante información: que cala, loro, es palabra quechua, pero balumba pertenece al castellano. Los párrafos finales estarán dedicados a la aclaración de este curioso vocablo.
– José V. Solá, “Pelada que hace bulto”. De cala, pelada, desnuda (quechua y aymara) -supondremos que habla sierra-, y balumba, de balumo, “que hace bulto”.
– Guillermo A. Terrera, “Río o agua de la piedra”. No fundamenta su traducción pero está claro que parte de los términos cala, piedra (aymara), y mba, mpa, apócopes de
ampa (camiare), que es arroyo o río. Pero entre esos dos hay un tercer miembro, balu o gualu que queda sin respuesta.
– E. Manera encontró que también podría ser Calaguanumba en un escrito del año 1573. Y su traducción es “Río del guano de los loros”. De mpa, mbo, que es sanavirón y camiare significando “río”, luego guanu, huanzi, estiércol (quechua), y por último cala, el lorito que es algo mayor que la especie llamada cata.
– Tal vez que cala corresponda a la voz aymara “piedra” y mba al calchaquí “arroyo” o “río” como apócope de mampa. Pero en lo que toca al término intermedio gualu,
balu o también guanu, pienso más bien en guallau, sauce. Y tendríamos: “Río de los sauces de los loritos o cotorras”.
A esta interpretación la considero más probable, ya que las cotorras o catas no acumulan guano en los lugares de sus asentarnientos.
– No he terminado aún de investigar opciones. Y he dejado para el último la que me ha hecho pensar largamente en que Calahalzimba sea un nombre compuesto perteneciente por entero al español.
Cala sería la tercera persona del presente de indicativo: él cala, del verbo calar, que es penetrar en profundidad mediante cortes un determinado material. Como por
ejemplo “calar” una sandía o un melón a fin de constatar su calidad; o, por extensión cuando decimos luego que nos mojamos en un aguacero “estoy calado hasta los huesos”.
Y en lo que toca a balumba, cuyo sentido más general es “cosa abultada”, nos lleva a la traducción de “Río que cala los bultos”.
Los “bultos” o balumhas son en la región de Capilla del Monte, los grandes afloramientos en forma como de bochones de material granítico que el redondeo de sus formas a
causa de la erosión de las aguas, los vientos y las alternancias frío-calor día tras día y año tras año más las heladas invemales, han terminado por asemejarlos a balumbas “caladas” por el continuo fluir del río que ha ahondado su lecho en un trabajo de milenios comparable a un serrucho. En definitiva, un proceso geológico de desgaste paulatino que, sin que lo notemos, no se ha detenido.
Finalmente pensemos que Calabalumba si nos dijera “Barullo de los loros”, toma el carácter de una artificiosa composición idiomática porque no se justifica la mezcla del quechua o aymara con el español. Los hablantes del primero se hubieran expresado con el nombre Calachaguana, “Bullicio o barullo de los loros”, de cala, loro y cliaguaj o chaguana, bulla, bullicio, barullo o alboroto; y los segundos con otra expresión no muy diferente: Calachajuaña, de cala, loro, y chajuaea o chahuiri, algo bullicioso, barullento, bulla.
Extraído de Toponimia aborigen de la provincia de Córdoba, Carlos Paulí Alvarez. Ediciones del Copista. Córdoba 2005.