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14
Jan

Canciones: Ferroviario – Jairo

Archived in the category: Canciones sobre Córdoba
Posted by: Dayana Barrionuevo - 6 Comments

Dado que hoy es la noche ofiacil de Jairo en el Festival de Jesús María, y a modo de pequeño homenaje, voy a repasar la canción Ferroviario del disco del mismo nombre aparecido en 2004.

Sobre ese disco extraigo un par de párrafos de esta nota de La Nación

Además de ecléctica, “Ferroviario” es también una placa de duetos, una vez más con Salzano y con Yaco González -hijo de Jairo y productor del material- y de complicidades con invitados como León Gieco y Sandro. Esto no es una simple ocurrencia de quien firma abajo. La contratapa lo expresa claramente: “Compuesto por Jairo. Escrito por Daniel Salzano. Producido por Yaco González”.

El trabajo de Salzano acompaña el eclecticismo musical de la placa. Ir para el lado testimonial, girar hacia una canción de amor y luego retornar hacia la realidad actual (o de algunos pocos años atrás) da resultados con suerte dispar. Entre las escenas donde se describe a un dios que saca fotos con una cámara Kodak y las imágenes plasmadas en “Tristezas de Amador” o “Soldados de plomo” hay un amplio abanico de historias y de maneras de expresarlas.

Pero no sólo los medios han hablado de él, también los grandes artistas:

  • “Jairo es como el pan de su provincia: criollito” (Atahualpa Yupanqui) ¿No es súper tierna esta definición?
  • “Jairo no es ni rock ni folk ni funky ni punk; él es él mismo, con su talento, y en los tiempos que corren, esto no es nada corriente” (Charles Aznavour) Un groso Charles, me encanta.
  • “A Jairo y a mi nos unen la Argentina, la música, y ese lunar en el alma que llevamos los que elegimos el camino del arte” (Astor Piazzolla).

Además de todo esto, Jairo se suma a la onda 2.0 con este blog personal. Quizás por falta de entusiasmo, tiempo o difusión, está abandonado desde septiembre de 2007. Ojalá lo retome, desde acá le damos una mano con la difusión si quiere 🙂

Por el momento lo que si está actualizado es su site con la info de Criollo, su nuevo disco que, por lo que se escucha al abrir el home, suena espectacular. Me parece que es una compra obligada la próxima vez que ande por una disquería.

Letra de Ferroviario

Ferroviario
Música: Jairo
Letra: Daniel Salzano

Yo soy el ladrón de trenes
que está en la fotografía
reclamado vivo o muerto
por toda la policía

Mirando bien el retrato
no salgo favorecido
y llevo la barba crecida
parezco un hombre jodido

No crean lo que están viendo
y vayan a preguntar
en el barrio me conocen
yo soy un tipo legal

Mi abuelo, mi padre y yo*
los tres fuimos ferroviarios
pero pararon los trenes*
porque eran deficitarios

No se anduvieron con vueltas
dejaron todo desierto
el Mitre* quedo vacío
y el Belgrano* medio muerto

¿Qué es lo que hace un ferroviario
cuando le quitan el tren?
Primero se vuelve loco,
después empieza a beber.

No sé si estaba borracho
la noche en que decidí
robar la locomotora
y volverla a conducir.

La pinté de acul y blanco,
le saqué brilo al cromado
cualquier ferrocarrilero
estaría emocionado.

Llevo diez días fugado
me sigue la policía,
y ellos rodean Hernando*
yo estoy en Jesús María*.

Cuando se acaben las vías
tendrán que leer los diarios
yo no pienso recular
palabra de ferroviario.

¿De qué habla la canción?

Familia de ferroviarios: el papá de Jairo efectivamente era ferroviario y él se ha referido en numerosas ocasiones al rito de acompañar a su padre a cobrar el sueldo y recibir una monedita a modo de mensualidad.

Detención de los trenes: “Ramal que para, ramal que cierra” fue una frase que se inmortalizó con el menemismo que desmanteló los trenes que recorrían la nación.
Los datos son elocuentes:
La red operable de 35.746 kms que recorría todo el territorio nacional se redujo a 8.339 kms.
Además de 27.407 km de vía, desaparecieron 80 pueblos (mas otros 440 cuya vida peligra), 4.500 vagones, 800.000 durmientes de quebracho almacenados, trenes que transportaban agua potable, talleres con tecnología de punta, bibliotecas, repuestos, escuelas de formación de técnicos, laboratorios de análisis de agua y suelos, un tren sanitario, unos 40 sanatorios en todo el territorio del país, 81.000 puestos de trabajo directo y otros miles de las empresas que cerraron o se reconvirtieron.
Se adujo el déficit que producían estas empresas para cerrarlas. Hoy los ferrocarriles privatizados son subencionados por el gobierno argentino.

Ferrocarril Mitre: es uno de los más extensos que componen la red ferroviaria argentina. Parte de la terminal ferroviaria de Retiro, en la Ciudad de Buenos Aires, y se dirige hacia el norte del país, atravesando las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Santiago del Estero y Tucumán.
Con la cancelación y concesión de servicios ferroviarios dispuesta por el gobierno del entonces presidente Carlos Saúl M*n*m a principios de los años 1990 se vieron interrumpidos la mayoría de los servicios de larga distancia y disminuyó notablemente la frecuencia de los que continuaron operativos, los cuales se repartieron entre varias concesionarias privadas.

Ferrocarril Belgrano: es el más extenso de la red ferroviaria argentina. Fue formado en 1949 para incorporar todos los ramales de trocha angosta operados por los Ferrocarriles del Estado al momento de estatizarse la red ferroviaria.
Su línea principal parte desde la estación cabecera de Retiro, en la Ciudad de Buenos Aires, y se dirige hacia el norte de Argentina, recorriendo las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis, Mendoza, San Juan, La Rioja, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Salta y Jujuy. Cumple un rol económico clave para la producción de las provincias del noroeste y noreste del país, puesto que permite transportarla hacia los principales centros de consumo y puertos.
En 1991, con las reformas neoliberales del gobierno de Carlos M*n*m, la operación de la línea Belgrano Norte quedó en manos de una nueva empresa pública que congregaba a todos los ferrocarriles urbanos, FEMESA. Finalmente, en 1994 fue dado en concesión a la empresa Ferrovías, que lo opera en 2007.
En 1991, con las reformas neoliberales del gobierno de Carlos Menem, la operación de la línea Belgrano Norte quedó en manos de una nueva empresa pública que congregaba a todos los ferrocarriles urbanos, FEMESA. Finalmente, en 1994 fue dado en concesión a la empresa Ferrovías, que lo opera en 2007.
En 2007, la línea Belgrano Norte compone un total de 22 estaciones, partiendo de la Capital Federal y atravesando los partidos de Vicente López, San Isidro, Tigre, Malvinas Argentinas y Pilar.

Hay un libro muy interesante que presté y no creo que vuelva a recuperar que habla de los pueblos del norte del Córdoba y el impacto de la apertura de estaciones cuando se tendieron las vías del Belgrano. Es muy interesante ver como se va evolucionando en las vías de comunicación desde la época de las postas (que pueden encontrar en el libro “El antiguo Camino Real al Perú en el Norte de Córdoba de Luis Calvimonte y Alejandro Moyano Aliaga) al ferrocarril y posteriormente al actual trazado de las rutas nacionales.

Hernando: localidad del sur de la provincia de Córdoba en el departamento Tercero Arriba.

Jesús María: la mención de la ciudad tiene una doble significación. Por un lado fue el lugar donde estrenó la canción y por otro el primer lugar en donde tocó después de una delicada operación debida a una pancreatitis en 1999, momento en que el público reconforto su esfuerzo y entrega con su consagración como artista del festival..
Por eso desde hace 10 años los miércoles son la noche de Jairo en el Festival de doma y folclore.

Escuchá a Jairo en El Ferroviario

12
Jan

Leyenda del algarrobo – Versión II

Archived in the category: Relatos y leyendas cordobeses
Posted by: Dayana Barrionuevo - 1 Comment

Leyenda del Algarrobo

Esto sucedió hace mucho tiempo, en la época en que los españoles comenzaron la conquista de estas tierras en América.
Un día, los indios comechingones, muy asustados, vieron que unos hombres de piel blanca, cargados de armas, avanzaban sobre ellos. Venciendo su temor, los hombres del cacique comechingón Ipachi Naguan lucharon contra los hombres blancos.
La lucha fue larga, y el hambre y el cansancio fueron debilitando a los comechingones. Ipachi Naguan, entonces, decidió guiar a su pueblo hacia un bosque de algarrobos y allí pidió a los dioses que protegieran a sus mujeres y niños.
En un momento, todo pareció perdido, pero entonces sucedió lo inesperado.
Las ramas de los algarrobos comenzaron a sacudirse y desde las alturas cayó una lluvia de frutos que se abrieron y dejaron ver sus semillas.
Esas algarrobas fueron el mejor alimento para los indígenas, que comieron hasta hartarse.
Después se sintieron con más fuerzas, volvieron a la batalla y vencieron a los españoles.
El fruto de los algarrobos había salvado a los habitantes de esta tierra.
(Anónimo)

La algarroba (Leyenda Quichua)

Era en tiempos de los Incas.
Los quichuas adoraban con las principales honras a Viracocha, señor supremo del reino. También adoraban a Inti, a las estrellas, al trueno y a la tierra.
Conocían a esta última con el nombre de Pachamama, que es como decir “Madre Tierra” y a ella acudían para pedir abundantes cosechas, la feliz realización de una empresa, caza numerosa, protección para las enfermedades, para el granizo, para el viento helado, la niebla y para todo lo que podía ser causa de desgracia o sinsabor.
Levantaban en su honor altares o monumentos a lo largo de los caminos.
Los llamaban apachetas y consistían en una cantidad de piedras amontonadas unas encima de las otras, formando un pequeño montículo.
Allí se detenía el indio a orar, a encomendarse a la Pachamama, cuando pasaba por el camino al alejarse del lugar por tiempo indeterminado o simplemente cuando se dirigía al valle llevando sus animales a pastar.
Para ponerse bajo la protección de la Pachamama, depositaba en la apacheta, coca, llicta, o cualquier alimento que tuviera en gran estima, seguro de conseguir el pedido hecho a la divinidad.
Respetuoso de la tradición y de las costumbres, el pueblo quichua jamás había olvidado sus obligaciones hacia los dioses que regían sus vidas.
Pero llegó un tiempo de gran abundancia en que los campos sembrados de maíz eran vergeles maravillosos que daban copiosa cosecha, la tierra se prodigaba con exuberancia y la ociosidad fue apoderándose de ese pueblo laborioso que, olvidando sus obligaciones, abandonó poco a poco el trabajo para dedicarse a la holganza, al vicio y a la orgía.
Se desperdiciaba el alimento que tan poco costaba conseguir, y con las espigas de maíz, que las plantas entregaban sin tasa, fabricaban chicha con la que llenaban vasijas en cantidades nunca vistas.
Fue una época sin precedentes.
El vicio dominaba a hombres y mujeres. Ellos, en su inconsciencia, sólo pensaban en entregarse a los placeres bebiendo de continuo y con exceso, comiendo en la misma forma y danzando durante todo el tiempo que no dedicaban al sueño o al descanso.
Los depósitos repletos proveían del alimento necesario y nadie pensó que esa fuente, que les proporcionaba granos y frutos en abundancia, se agotaría alguna vez.
El desenfreno continuaba y nada había que llamara a ese pueblo a la reflexión y a la vida ordenada y normal.
Llegó la época en que se hacía imprescindible sembrar si se pretendía cosechar, pero nadie pensaba en ello.
Inti, entonces, al comprobar que el pueblo desagradecido olvidaba los favores brindados por la Pachamama, queriendo darles su merecido, resolvió castigarlos.
Con el calor de sus rayos, que envió a la tierra como dardos de fuego, secó los ríos y lagunas, los lagos y vertientes y, como consecuencia, la tierra se endureció, las plantas perdieron sus hojas verdes y sus flores, los tallos se doblaron y los troncos y las ramas de los árboles, resecos y polvorientos, parecían brazos retorcidos y sin vida.
En los géneros aún quedaban alimentos, y en los cántaros, chicha. ¿Qué importancia tenía, entonces, para esas gentes, que las plantas se secaran y que el río hubiera dejado de correr, y seco y sin vida, mostrara las paredes pedregosas de su lecho?
Mientras durara la chicha no podría desaparecer la felicidad ni la alegría.
Pero un día llegó en que, con asombro, comprobaron que los graneros no eran inagotables y que, para servirse de sus granos y de sus frutos, era necesario depositarlos primero. El alimento comenzó a escasear, y con ello las penurias, la miseria y el hambre hicieron su aparición.
Recapacitaron entonces los quichuas, decidiendo volver a trabajar los campos y a sembrarlos.
Pero el castigo de Inti no había terminado y la tierra, cada vez más reseca y dura, no se dejaba clavar los útiles con que pretendían labrarla, y así era imposible poner la semilla. La desolación y la miseria fueron soberanas de ese pueblo que, en un instante, olvidó las leyes de sus dioses y sus obligaciones con la vida.
Los animales, flacos, sin fuerzas, morían en cantidad y parecía mentira que esos campos, que al presente se asemejaban al más desolado de los páramos, hubieran podido ser, alguna vez, praderas alegres cubiertas de hierbas y de árboles o de extensas plantaciones de maíz, en las que los frutos se ofrecían generosos.
Los niños, pobres víctimas inocentes de los pecados y de la disipación de los mayores, débiles, flacos, con los rostros macilentos, los ojos grandes y desorbitados, verdaderos exponentes de miseria y de dolor, sólo abrían sus bocas resecas para pedir algo que comer. Los más débiles morían sin que nadie pudiera hacer algo por ellos.
El sol caía a plomo. De una de las casas de piedra que se hallaban en los alrededores de la población, una mujer salió, corriendo desesperada.
Era Urpila que, enloquecida porque sus hijos morían de hambre y de sed , arrepentida de las faltas cometidas en los últimos tiempos, demostrando a todos su vergüenza, su pecado y su olvido de Inti y de la Pachamama, corría a la primera apacheta del camino a pedir protección a la Madre Tierra y a depositar su ofrenda de coca y de llicta, últimas porciones que había podido conseguir.
Llegó a la apacheta y, casi sin fuerzas, comenzó a implorar:
Pachamama,
Madre Tierra,
Kusiya… Kusiya…
Lloró y se desesperó ante el altar de la diosa, prometiendo enmienda y sacrificios.
Extenuada, sin fuerzas para continuar, se sentó en el suelo, apoyando su cuerpo cansado en el tronco de un árbol que crecía a pocos pasos y cuyas ramas secas parecían retorcerse en el espacio.
Tan grande era su fatiga, tanta su debilidad, que, vencida, bajó la cabeza y no tardó en quedarse profundamente dormida.
Tuvo sueños felices. La Pachamama, valorando su arrepentimiento, llenó su alma de visiones de esperanza y acercándose a ella, con toda la grandeza que como diosa le concernía, le habló generosa:
No te desesperes, mujer. El castigo ha dado sus frutos y el pueblo, arrepentido como tú misma de su ocio y desenfreno, retornará a su existencia anterior, que es la justa, la verdadera. La vida renacerá sobre la tierra que volverá a brindar sus frutos y su belleza.
Cuando despiertes, y antes de irte, abre tus brazos y recibe las vainas que ha de regalarte este “Arbol”, desde hoy sabrás. Que las coman tus hijos y los hijos de otras madres, que con ellas calmarán su hambre y apagarán su sed. Tu humildad y tu arrepentimiento han hecho posible este milagro que Inti realiza para ti.
Cuando Urpila despertó, creyó morir, tal era su decepción. El aspecto de la tierra en nada había variado y la visión había desaparecido.
Se convenció de que su sueño había sido sólo eso: un sueño. Pero, recapacitando, volvieron a su mente las palabras de la Pachamama y recordó al “Arbol”.
Levantó entonces sus ojos hacia las ramas que parecían secas, y tal como la diosa lo anunciara, las vainas doradas se ofrecían a su desesperación como una esperanza de vida.
Cambió en un instante su estado de ánimo dándole fuerzas extraordinarias. Se levantó ansiosa y cortó… cortó los frutos generosos hasta que entre sus brazos no cupieron más.
Entonces corrió al pueblo, hizo conocer la nueva y todos se lanzaron a buscar las milagrosas vainas color castaño, mientras ella repartía entre sus hijos el tesoro que encerraban sus brazos de madre y que le había concedido la Pachamama.
El pueblo volvió a la vida y veneró desde entonces al “Arbol Sagrado” que fue su salvación y que ha partir de ese día les brinda pan y bebida que ellos reciben como un don.
Ese árbol venerado es el algarrobo, que tiene la virtud, además de las nombradas, de ser, en tiempos grandes sequías, el único alimento de los animales.
(Anónimo)
Recopilada por Leonor Lorda Perellón

12
Jan

Origen del nombre Pampa de Olaén

Archived in the category: Toponímicos de Córdoba
Posted by: Dayana Barrionuevo - 2 Comments

Pampa de Olaén (Ped. San Antonio, llanura alta ondulada, río y puesto). Aníbal Montes nos recuerda que en
el año 1572 el capitán don Lorenzo Suárez de Figueroa presentó una Relación de Tierras y Poblaciones en la que lo que hoy escribimos Olaén figuraba como Olahen.
E. Manera sostiene que tanto Olaen como Olayn u Ola- ! hen vienen de Olayón, “cacique que vivió en la zona”, que es “campo de Olaen”, sin más explicaciones.
Ferrari Rueda, en la lista de caciques y pueblos que vivieron en lo que hoy es el departamento Punilla, hace figurar al cacique Suchu naguan a la cabeza del pueblo de Olahen, escrito así, separadamente. Y al cacique Olo naguan con su pueblo Camelan sacat.
Mi traducción está referida al nombre Ola hen, es decir, pueblo o gente (hen, apócope de hene, henen) de Ola, el nombre del cacique. Que, a mi entender, debió ser Olla, que en quechua significa “loma, cerro bajo o cerro chico”, como expliqué en el punto 3 Departamento Colón, al tratar el topónimo Caroya. Por consiguiente Olaen = Olla Izen, “Pueblo o gente de la loma o del cerrito”, interpretación que está de acuerdo con la topografía de esta pampa que es ondulada, con elevaciones de escasa altura.

Extraído de Toponimia aborigen de la provincia de Córdoba, Carlos Paulí Alvarez. Ediciones del Copista. Córdoba 2005.

12
Jan

La Cumbrecita

Posted by: Dayana Barrionuevo - 0 Comments

La Cumbrecita tiene 700 habitantes estables, una amplia oferta en alojamiento, gastronomía y propuestas de excursiones. Rodeada por los arroyos Almbach, al norte, y el río del Medio al sur, es abrazada por un bosque de pinos, y montañas que convierten a la localidad en un enclave muy especial.

Desde el puente de ingreso sobre el río del Medio se cruza y se ingresa a la calle Cabjolsky, la principal del pueblo, donde comienza la experiencia de una larga caminata por las calles de tierra, se observa la arquitectura de las casas, hoteles y cabañas, todas con un definido estilo alpino. En los frentes algunos escudos y veletas añaden detalles centroeuropeos a la fisonomía. La atractiva casa de los duendes tienta con sus productos regionales, al igual que los anuncios de menús en los distintos restaurantes.

A medida que se avanza en la caminata comienza a distinguirse el frondoso bosque con la más variada gama de especies de árboles: coníferas de todo tipo, nogales, abedules, eucaliptos, arces, tabaquillos, liquidámbar y plátanos, entre muchas otras. Del mismo modo, abundantes flores aromatizan el ambiente.

El silencioso bosque sólo se altera con el canto de las numerosas aves que celebran la libertad del maravilloso paisaje.

La Cumbrecita es pionera entre las comunas ecológicas del país. Desde julio de 1996 se declaró pueblo peatonal y hoy es la única población argentina designada como zona de protección ambiental con restricción vehicular permanente.

A 74 años de su fundación en La Cumbrecita sigue vigente el propósito de su fundador el doctor Helmut Cabjolsky, quien llegó junto a su familia a la Argentina procedente de Alemania, en 1932 y que por nostalgia de su tierra natal, compró un campo de 500 hectáreas a una altura de 1.450 metros, rodeado de montañas y cristalinos arroyos para emular un pueblo alpino. Dos años más tarde, comenzaba la historia de esta hermosa localidad a la que también se llama “Pueblo peatonal”.

Inspirado en el pueblo alemán Garmisch-Partenkirchen, Helmut Cabjolsky hijo del fundador diseñó las calles internas, los lotes y creó las ordenanzas de urbanización con estilo netamente alpino, para concretar el sueño de su padre.

La forestación de pinos y plantas exóticas estuvo a cargo de los hermanos Behrend quienes completaron la fisonomía de la hermosa postal.

La primera edificación, realizada en adobe se hizo en 1935, fue casa de veraneo, pero no tardó en transformarse en albergue para alojar a los amigos de la familia.

En la década de 1940 comenzó a funcionar como hostería familiar y en la actualidad es el Hotel La Cumbrecita. Con el transcurrir del tiempo se sumaron otros habitantes y se multiplicaron los emprendimientos hotelero-gastronómicos y de servicios.

Plaza de Ajedrez. La plaza está ubicada en el centro de La Cumbrecita, donde está la bifurcación principal del camino interno.

Se construyó con el esfuerzo de don Julio Diesemberg y hoy se usa para memorables partidas de ajedrez. Consiste en un tablero construido en el piso y las piezas son obras de artesanos de la región.

Otra curiosidad de La Cumbrecita es la capilla, abierta a todos los credos. Construida en 1967 es utilizada por todos los visitantes y vecinos de lugar. Tiene una capacidad para 45 personas y en ella se realizan todo tipo de ceremonias. Construida con el aporte de muchos vecinos tiene en su interior la figura de María y el Niño que fue realizada en la Escuela de Ebanistería de Oberammergan, Baviera, Alemania.

Dentro del bosque se encuentra la fuente que es monumento histórico de la localidad. Construida en 1942 con madera de lapacho tiene una campana que se hacía sonar para alertar en caso de incendios o emergencias y convocaba a los lugareños.

En la actualidad, se mantiene intacto como monumento y homenaje a los fundadores.

Trepada a la historia. El camino empinado conduce hacia el cementerio”Alemán”, donde descansan los restos del fundador de La Cumbrecita y de su esposa, fallecida a los 102 años, entre otros pioneros del pueblo. El silencio y la frescura invaden el lugar mientras una vertiente cristalina baja la ladera.

En ese espacio de 100 metros cuadrados se encierra la historia de aquellos que forjaron con esfuerzo, trabajo e inspiración esa localidad del valle de Calamuchita.

Fuente: La Voz

Ver datos de la transmisión del Festival del Festival de Doma y folclore 2010

Para los fans del festival los medios para que sigan en vivo la transmisión de las diez noches:

Televisión: Canal 10 de Córdoba inicia su transmisión a las 22.30 hs el día inaugural. El resto de las noches es probable que comience a la hora tradicional de las 22 hs.
El resto del país lo puede seguir a través de la pantalla de Canal 7 (pueden verlo desde este servicio de TV por internet).

Radio: Cadena 3 y muchas otras emisoras transmiten en vivo el festival. Pero les recomiendo que lo sigan por Radio Jesús María on line si quieren escucharlo hasta pasadas las 2 am.

Y por supuesto, lean La Voz (diario de la provincia de Córdoba) y El Despertador (diario de Jesús María) al otro día para que les cuenten como estuvo (y ahí pasé el chivo de todos los que son fuente de información 😛 ).

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